jueves, 12 de junio de 2008

El silencio inocente

Muchas veces, nos matamos pensando: en que hubiera pasado si…; pensamos, meditamos y reflexionamos sobre aquellos sucesos que por “X” motivo, sufren un cambio medio radical y no sale como planeamos o habíamos pensado.
Perdemos muchos minutos, horas y hasta días de nuestra vida planificando un sinfín de estas, de que nos sirve planificar tanto si puede que sea una forma segura de hacer alguna cosa, pero no tenemos comprado el futuro ni las circunstancias que se presenten y permitan hacer que lo que habíamos planeado resulte como debe ser.
La inseguridad de nuestros pensamientos, esas dudas, que nos atrapan y sumergen en un estado de angustia o nerviosismo, son las que muchas veces generan que lo que planeamos se vaya al tacho.
Pero siempre hay algunas pequeñas cosas que nos permiten tratar de salvar esos hechos, muchas de las cosas que hacemos a veces requieren de nuestra concentración absoluta.

Me puse a escribir sin razón alguna no tenia planeado hacerlo y sin embargo aquí estoy, muchas veces es mejor seguir nuestros instintos y dejar que fluyan las cosas, en este caso mis ideas. Pero como es bien sabido una cosa es hacerle caso a los instintos y otra es dejarse llevar por ellos, que no siempre es conveniente algunas cosas podrían dar resultado, otras no; deberíamos tomar esos riesgos.
Dejarse llevar por los instintos, suena bueno, pero no es la solución, se debe pensar muchas cosas pero cuanto tiempo tienes para hacerlo cuando estas en esa encrucijada, pues la mayor parte solamente contaras con una milésima de segundo para decidirte si lo haces o no.
Algunos creen q puede ser muy poco tiempo y no los culpo yo también me quejo de ello, pero tienen que darse cuenta que si se demora mas lo que estaban pensando quedaría en el aire, una idea fugaz, absurda quizás pero que merecía ser escuchada.
Muchas veces nuestro silencio puede perjudicar un montón de cosas, pero porque callamos, quizá simplemente tenemos ese temor de que al decir que nos pasa, demostremos debilidad, os implemente esa “debilidad” para algunos que aparentan ser fuertes no esta permitida.
No quieren ser vistos en esa sensibilidad, desprotegidos, sintiéndose débiles, no es una opción para ellos simplemente se están protegiendo. Muchas veces yo me callo las cosas por protegerme y por proteger a los demás soy egoísta en ese sentido y creo que no cambiare en mucho tiempo. No temo ser visto en esa debilidad temo que esa debilidad se contagie.

P.D: por mas trágico que sea nunca se callen permanentemente, o serán igual a mí y no se los aconsejo.

1 comentario:

mi alma dijo...

Ese es el gran dilema, actuar o no actuar. O "ser o no ser", como lo puse yo en alguna entrada. Puede ser también "el corazón o la mente", como explayé en otra...
Sostengo que ningún extremo es bueno: hay situaciones que requieren de una opción y otras del opuesto... ¿o más bien será una buena combinación?
Pero sí, callar siempre no es bueno. Al menos no por temor al qué dirán. Cuando uno está convencido de que algo está bien, hay que animarse a probarlo.

Por cierto... si reconoces que muchas veces callas en vez de decir lo que sientes... ¿por qué te quieres mantener en esa posición?
Creo que tú mismo ves cosas en tí que te gustaría cambiar, pero no te animas a hacerlo. Dices que si los demás callan "terminarán como tú", pero no te propones no hacerlo. Te encierras en tu estado actual y no buscas un cambio... pero no un cambio para los demás, sino para tí mismo. Si estás mal, busca salir de eso, no te conformes con lo que es, porque siempre puede ser algo distinto.


Grandeza ajena, Respeto propio