La gran
necesidad de las personas en buscar a su media naranja, hace que las mismas se
pierdan en mitad del camino y terminen por resolver aquel sentimiento de
soledad por acompañantes efímeros.
Todos
buscan la felicidad, mas algunos no la encuentran, hoy me encuentro en una
incertidumbre me enamoré y fui rechazado, Artemisa dejo clavada en mi corazón una
flecha que no puede sacar. Empecé a ahogarme en su indiferencia me costó darme
cuenta que ella solo jugaba con mis sentimientos, sin embargo hasta ahora sigo
cayendo en su juego.
Pienso en ella y sé que ella no piensa en mí, a veces la
imagino y se que ella no piensa en mí, en ocasiones mi recuerdos la buscan con
desespero y sé que ella se olvidó de mí.
Jugamos
a ser amigos, jugamos a ser conocidos, jugamos a que no pasó nada entre
nosotros… pero yo me canse de jugar, me digo que debo ignorarla, borrarla,
arrancarla de mi corazón, pero no tengo esa determinación, no quise perder su
amistad, pero muy tarde me percate que ella me la quito desde hace mucho.
Hoy somos
2 desconocidos, cada uno vive su vida, cada uno sin pensar en el otro (o eso creí
yo) añoro los buenos momentos que pasamos, las risas que compartimos, las
miradas que cruzamos. Hace poco quise
retomar el control de mi vida amorosa y me fije no en una diosa, sino en una
pequeña ninfa que me cautivo con su sencillez, sus ojos, su risa, no sé si
arriesgarme a decirle lo que empecé a sentir o no, puesto que la flecha de
artemisa me dejo con el temor de si fallo perder otra amistad.
Porque
las diosas no son más benevolentes ante sus seguidores, fui maldito por
Artemisa y sin embargo ella no se percató de ello. Me gustaría poder decir: TE
ODIO ARTEMISA pero sé que quizá muy en el fondo esa flecha que me dejaste es
para evitarme decir que te llegue a amar y que solo por ese detalle me cuesta
olvidarme de ti.
Ahora solo queda buscar el valor para arrancarme la flecha y
poder decirle a la ninfa: me gustas